"Se ha escrito mucho sobre los orígenes del tango, sobre sus influencias: que si tiene candombe o tanguillo andaluz, o habanera caribeña o canzonetta italiana, o todo junto o nada de eso: ya que hay quienes creemos que el tango más allá de las influencias, fue un borbotón fantástico de resistencia criolla y porteña, de creación popular pura, frente a tanta disparidad de cultura a la que enfrentó en el siglo XIX. Pero en lo que todos los autores coinciden, es que nació en los pies y de allí subió a las gargantas por obra y magia de Carlos Gardel, y de los poetas del tango. Desde los payadores vagabundos entre las dos orillas del Plata, hasta los "académicos" de los bailes del arrabal, fueron gente sin pentagrama y sin mucha ortografía, pero no se atomizaron ante el mundo ajeno y deslumbrante que había seducido a sus propios gobernantes desde la vieja Europa; no, ellos pelearon por un lugar en su tierra desde la música, la danza y la poesía, y lo conquistaron. Como nos enseñó Discepolín, para siempre: El tango es en esencia, alegría y tristeza de todos los hombres, y Buenos Aires, abraza en su seno, la más heterogénea multitud humana del mundo".
María Elena Sardi
No hay comentarios:
Publicar un comentario